sábado, 27 de julio de 2013

El espejo chino



Algunas historias resultan ocurrentes, y despiertan el interés de sus oyentes. Éstos, a su vez, la transmiten a otros, y al mismo tiempo la van modificando. Es lo que ocurre con este cuento; ignoro quién fue su autor, y por tanto la clasificaremos como Anónimo.

Un campesino chino se fue a la ciudad para vender la cosecha de arroz y su mujer le pidió que no se olvidase de traerle un peine.
Después de vender su arroz en la ciudad, el campesino se reunió con unos compañeros, y bebieron y lo celebraron largamente. Después, un poco confuso, en el momento de regresar, se acordó de que su mujer le había pedido algo, pero ¿qué era? No lo podía recordar. Entonces compró en una tienda para mujeres lo primero que le llamó la atención: un espejo. Y regresó al pueblo.
Entregó el regalo a su mujer y se marchó a trabajar sus campos. La mujer se miró en el espejo y comenzó a llorar desconsoladamente. La madre le preguntó la razón de aquellas lágrimas.
La mujer le dio el espejo y le dijo:
Mi marido ha traído a otra mujer, joven y hermosa.
La madre cogió el espejo, lo miró y le dijo a su hija:
No tienes de qué preocuparte, es una vieja.

No hay comentarios:

Publicar un comentario