jueves, 22 de agosto de 2013

Ítaca


Constantino Kavafis fue un gran poeta griego que vivió entre 1863 y 1933. Entre los muchos poemas espléndidos que compuso, quizás el más conocido es éste que retoma la vieja historia de los prolongados viajes del astuto Ulises.

Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca
desea que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones, a los cíclopes,
o al colérico Poseidón,
nunca los encontrarás en el camino,
si mantienes elevado tu pensar, si una selecta
emoción tu espíritu y tu cuerpo embarga.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni al feroz Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si tu alma no los yergue ante ti.

Desea que el camino sea largo.
Que sean muchas las mañanas estivales
en que con cuánta dicha, con cuánta alegría
llegues a puertos nunca vistos:
detente en emporios fenicios,
y adquiere las bellas mercancías,
ámbares y ébanos, marfiles y corales,
y perfumes voluptuosos de toda clase,
cuantos más perfumes voluptuosos puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender y aprender de sus sabios.

Ten siempre en tu pensamiento a Ítaca.
Llegar allí es tu destino.
Pero no apresures, en absoluto, tu viaje.
Mejor que dure muchos años:
y desembarcar, viejo ya, en la isla,
rico con cuanto ganaste en el camino,
sin esperar que te dé riquezas Ítaca.

Ítaca te dio el más hermoso viaje.
Sin ella no hubieras emprendido el camino.
Otra cosa no tiene ya que darte.
Y si pobre la encuentras, Ítaca no te ha engañado.
Sabio como has llegado a ser, con experiencia tanta,
ya comprenderás qué significan todas las Ítacas.

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